sábado, 5 de marzo de 2011

Ciudad 2D, Realidad 3D

¿Cuántas veces me he preguntado que hace una ciudad que observa sentada desde su asiento binocular una realidad tridimensional?. Debe ser como cuando uno tiene una imagen en frente y sabe que no puede asirla por más que lo desee, o como el dar por hecho que lo que está plasmado no tiene un más allá. Me hace pensar en esa frase de la clásica tía que te dice “¡éste chico (a), no le busques tres pies al gato!”, una suerte de conformismo trastocado en estoicismo estúpido.

Ciudad bicolor perteneciente a una tierra tricolor…¡Epa! hasta el corazón se me estremece con bríos patrios al escuchar de boca de dos hermanitos el “Salve oh! Patria” que va sonando en mis oídos, mientras voy en minibús. “Salve oh! Patria, saaaaaaaalve” con ese declinar de tono en la primera sílaba “SAaaalve”.

¡Qué demonios nos pasa! y ¿Qué demonios nos pisan para no poder entender la circularidad de ésta realidad 3D y quedarnos en la linealidad de la doble dimensión, que no termina de ser suficiente a la hora de mirarnos las caras y reconocernos como simples seres humanos y no como una raza de humanoides con el objetivo de detentar el poder, para llegar a un nivel “X” de supremacía?

Y no es que la doble dimensión me sea aversiva; es más, soy de la generación del 2D y de la imagen plasmada en la pantalla plana, de los dibujos en plantillas interminables, de las explicaciones de causa-efecto y sí, definitivamente algunas cosas son, hasta ahora bastante prácticas, por ejemplo: “si acercas tu mano al fuego, te quemas”, “si comes un locoto, te picará la lengua” o las ya conocidas moralejas: “al que madruga, Dios le ayuda”, “quien con niño se acuesta, mojado despierta”, “Cría cuervos y te sacarán los ojos” y hasta en inglés “no pain, no gain”, entre otras miles.

En todo caso, es una realidad bastante práctica, normativa y fecunda de estabilidad, necesaria para la tranquilidad de todo buen ciudadano 2D y la homeostasis del ser humano en general. Es la verdad y no negaré mi afiliación -de años- a ese club.

El problema estaría en que las ciudades se cierren en un análisis completamente plano, falto de grosor o consistencia…¡falto de cuerpo pues!. En olvidar o dar por omiso el hecho de que hay algo atrás y a los lados, algo palpable, voluptuoso y moldeable, real, palpitante…¡vivo!. Algo que es más que regionalismos, reivindicaciones, discriminación -en cualquiera de sus polaridades- o putas cuotas de poder.

Y es que incluso me debo estar quedando corta pensando en una realidad de 3 dimensiones, ya que un análisis de ése estilo tampoco es la panacea o la respuesta a todos los cuestionamientos del planeta. Es más, para algunos puede ser tan solo un pinche holograma que estimula la visión y el tacto de manera ficticia, como cuando fueron a ver Avatar con gafitas tridimensionales; pero por lo menos –como dice Bart Simpson- me ha dado “más de dónde agarrar” y me permite, poco a poco, dejar de ser una inquisidora de lo que sucede a mi alrededor para ser más humilde con ese constructo creado para la tranquilidad ante la pregunta ¿quién soy?, en interacción con el constructo de lo que llamamos realidad.

Mi ciudad 2D, tu ciudad 2D, las gafas 3D, la realidad…D??
10/08/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario